viernes, 27 de marzo de 2015

La comunidad médica reconoce su error: las grasas no son el problema



Una de cada tres personas muere de una enfermedad cardiovascular, y la ciencia médica llevaba 50 años equivocada sobre las causa.


La ciencia médica se corrige a sí misma, con mayor o menor rapidez. A la iglesia le costó 350 años reconocer que la tierra no era el centro del universo.

Sin embargo, en solo 50 años, la comunidad médica empieza a aceptar que la grasa no es la principal causa, ni de los ataques al corazón, ni de ese flotador alrededor de tu cintura.

Según la propia portavoz de la American Heart Association "ya no creemos que las dietas bajas en grasa sean la respuesta". En septiembre de este año se publica un estudio en el National Institutes of Health en EEUU, en el que se divide a 148 personas sanas en dos grupos. Un grupo sigue una dieta baja en grasas. El otro, una dieta baja en carbohidratos y alta en grasa y proteína.

Pasa un año, y contrariamente a lo que la mayoría de los médicos podrían esperar, estos son los resultados:


Los participantes que siguieron una dieta baja en carbohidratos y alta en grasa y proteína perdieron más peso que los del grupo con la dieta baja en grasa.


No solamente peso, sino que los de la dieta baja en carbohidratos perdieron más grasa en proporción, y conservaron o ganaron masa muscular, mientras que los de la dieta baja en grasa perdieron músculo.


Los dos grupos redujeron sus niveles de colesterol en sangre, pero los de la dieta baja en carbohidratos redujeron su nivel de triglicéridos y aumentaron su nivel de colesterol HDL (el bueno).


La fórmula de Framingham calcula el riesgo de sufrir un ataque al corazón en los próximos 10 años. Los participantes que siguieron una dieta baja en carbohidratos y alta en grasa y proteína vieron reducido su riesgo, mientras que los que siguieron una dieta baja en grasa, no.

La importancia de este estudio es monumental. Se está desmontando pieza a pieza la hipótesis lipídica, una teoría que la ciencia médica asumía sin reservas como verdadera, y que es la causa de que exista comida baja en grasa en el supermercado, y en última instancia, de que la gente esté más gorda y más enferma.

La falacia de la hipótesis lipídica

La hipótesis lipídica nació en los años 70, cuando los casos de infartos cardíacos estaban multiplicándose en EEUU. Aunque es más compleja, se puede resumir en la frase siguiente:

"Hacer que baje el colesterol en sangre reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares."

Cuando se habla de enfermedad cardiovascular se piensa siempre en la arteriosclerosis. Consiste en la formación de placas en las paredes de las arterias. Si las placas son grandes, los vasos sanguíneos terminan por obstruirse. Si se corta el riego sanguíneo a un tejido durante más de cinco minutos, el tejido muere. Es al final lo que le ocurre al corazón durante un infarto: parte del músculo cardíaco muere por falta de riego.

Pero ¿por qué se forman placas en las arterias? Aunque no se comprende totalmente, se sabe que hay una acumulación en las paredes de los vasos de lipoproteínas de baja densidad (LDL), que transportan colesterol. Estas moléculas se oxidan, y son atacadas por los glóbulos blancos. Si no llegan a tiempo las lipoproteínas de alta densidad (HDL) a limpiar el estropicio llevándose la grasa, se forma una placa de glóbulos blancos muertos, colesterol y cristales de calcio. Esta acumulación es la que obstruye la arteria.

Es decir, el problema surge cuando hay altos niveles de colesterol en forma de LDL, y bajos niveles de colesterol en forma de HDL. El colesterol no es malo por sí mismo, es una molécula esencial para el funcionamiento de tu organismo.

¿Cuál fue la respuesta en los años 70? Pues si el problema es el colesterol, la solución es hacer que baje el colesterol en sangre. Para conseguir esto, hay que comer menos comida con colesterol (grasas saturadas) y así habrá menos colesterol en sangre. Como dijo Mencken, "para cada problema complejo, existe una solución que es simple, elegante y equivocada". La hipótesis lipídica es todo eso.

El principal artífice de la hipótesis lipídica es el investigador de Minnesota Ancel Keys, autor del llamado "estudio de los siete países" un estudio con cohortes (grupos) a lo largo de 15 años en EEUU, Grecia, Finlandia, Italia, Holanda, la entonces Yugoslavia y Japón.

Este estudio está lleno de trampas: desde seleccionar los países donde los datos salían favorables a la teoría, y descartar los que no, hasta ignorar otros factores de riesgo, como el consumo de azúcar, tabaco o alcohol. Durante los cuarenta años siguientes, surgieron tantos estudios a favor como en contra, pero los que apoyaban la hipótesis lipídica se citaban seis veces más.

La hipótesis lipídica también justifica la existencia de las estatinas, los medicamentos más vendidos del mundo, y que son las famosas pastillas para hacer descender el colesterol.

Estas conclusiones se convirtieron casi en un dogma, y cuando un paciente acudía a la consulta con el colesterol LDL alto, y por tanto con riesgo de padecer arteriosclerosis, la receta era siempre la misma: nada de embutido, ni huevos, ni mantequilla, ni leche entera, ni queso, ni carne roja, y tome esta dosis diaria de estatinas durante el resto de su vida.

La hipótesis lipídica hace aguas por todos lados:


Ya antes de la introducción de las estatinas se cuestionó el método y las conclusiones del estudio de los siete países


Reducir el colesterol, sea por medio de la dieta o por la administración de estatinas, no reduce la mortalidad de los pacientes, y puede aumentarla.


La hipótesis de Keys de que al reducir la grasa saturada se reducen las enfermedades cardiovasculares se ha descrito como "una falacia". Un meta análisis de 2014 (resumiendo 74 estudios anteriores) no encontró ninguna relación.


Varios estudios recientes indican que son los azúcares los principales causantes del aumento del colesterol LDL(el malo)


Por otro lado se ha comprobado que las grasas saturadas hacen aumentar el colesterol HDL (el bueno).

¿Quieres cuidar de tu corazón y adelgazar? Deja los cereales de desayuno. Come huevos con bacon.

No mueras de un ataque al corazón, anda

Si la grasa no es culpable, ¿qué tenemos que hacer para reducir el riesgo de morir de un ataque al corazón? Muchos de los consejos habituales siguen siendo válidos, y hay otros nuevos:


Limita o elimina el azúcar, las harinas, pasta, cereales de desayuno, bebidas azucaradas, pasteles, zumos de fruta, y empieza a verlos como lo que son: precursores de la grasa en tus arterias y tu cintura.


Muévete más: tienes que hacer ejercicio intenso al menos media hora, cinco veces por semana.


Consume fibra en tu comida, sobre todo en forma de verduras, y en menor cantidad, de la fruta


Olvídate del tabaco


Limita el alcohol a una copa de vino al día


Reduce tu grasa corporal, muy distinto de reducir tu peso.


Reduce tu estrés: si estás estresado se producen radicales libres que oxidan el colesterol LDL